Los afectos hasta el momento han sido descritos como variaciones o movimientos de la potencia en dirección a su conservación, aumento, disminución o extinción, que pueden tener como causa adecuada objetos externos o la propia potencia. Sin embargo, cabe reparar que los afectos no son otra cosa que acciones de la potencia, es decir la realización o actuación de la misma, que en nomenclatura aristotélica llamaríamos actos del alma. Entonces así como los afectos, son acciones, las ideas mismas también lo son. En este sentido, Spinoza es un puente que permite a la modernidad aproximarse una vez más a pensar la ética al modo de Aristóteles, donde la distinciones modernas de cuerpo y alma quedan superadas en un solo continuo. La psicología en tanto estudio del alma y sus afectos, es una ética y una terapéutica.
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